jueves, 3 de septiembre de 2015

DIVERSAS MARCHAS EN LA VIDA…DISTINTAS MANIFESTACIONES. NO SIEMPRE ES LA MISMA LUCHA LA QUE SE PERSIGUE.


Rosalia Nalleli Pérez Estrada

rosalia_na@hotmail.com

Las manifestaciones de amor son tiernas e interesantes para quien las observa y se siente invadido por la alegría de ver la relación de dos personas que se aman y se respetan. Aunque sean cortas o largas y tormentosas.

Otro tipo de manifestaciones son las de una enfermedad que invade al cuerpo y su  apariencia denota delgadez, gordura o amarillamiento. Este tipo de manifestaciones causan preocupación, dolor y tristeza al que las sufre.

Sin embargo, el tipo de manifestaciones grupales - llenas de desesperanza, odio, impotencia,  coraje,  desaliento y de subordinación- como las de los padres de familia que han perdido a un hijo o de los docentes que sienten sus derechos vulnerados,  generan una sensación que no es fácil describir para quien pasa al lado y los observa de lejos, con la precaución de no involucrarse en una lucha que piensa que es justa pero que existen otras maneras más  para manifestarse, como por ejemplo, con este escrito.

Y hablo de una sensación indescriptible porque en el primer caso, en el de la manifestación de amor hay dos personas que se corresponden mutuamente con abrazos y apapachos. Donde hay respeto, apoyo, comunicación y gusto. Pero en las manifestaciones multitudinarias también se ve a dos tipos de personas con sentimientos diferentes que se enfrentan, como son los docentes y los policías y granaderos. Ambos defendiendo una causa, sus ideales y su trabajo.

Los primeros manifiestan a viva voz su inconformidad. Los otros se manifiestan guardando silencio. Los docentes  gritan, ofenden, lanzan maldiciones contra la autoridad pero manifiestan sus necesidades y lo que creen son sus derechos, en el espejismo de la coherencia y el orden. Los otros tienen una manifestación callada del poder. Un poder manifestado con cascos, botas, armaduras, armas blancas como las macanas y esas armas de fuego. Las dos partes buscan conseguir algo a cambio: en la bipolaridad del convencimiento del poderoso sordo y la conservación de su trabajo, defendiendo al que paga  para mantener su orden. Ambas partes buscan la supervivencia, vulneradas por un requerimiento, en una lucha de poder diverso, sumidas en la debilidad no declarada.

¿Y los que observan? ven lo incoherente de la lucha en el mundo que se esfuma en la cripta después de los 80 ó 90 años y piensan…¿para que enfrentarse? En una indiferencia total o de respeto dejando que ellos resuelvan sus conflictos, en una lucha que sienten no es su lucha. Observando desde un área donde sólo los resultados son los que les permiten conservar su trabajo ya que su labor no va de 8 a 3 de la tarde, sino de las 8 de la mañana y a las 8 de la noche, cuando cierran su negocio y cuentan la cantidad de dinero que juntaron en el día para su sobrevivencia. En una labor diaria sin sindicatos que los protejan, sin bonos por puntualidad, por  cumplir años o por tener vacaciones,  ni porque son madres o padres o por recibir un aguinaldo en el fin de año. No temen a la evaluación ni al despido porque su evaluación para estar vigentes radica en  sus resultados diarios. Si no venden o no trabajan durante dos días seguidos, simplemente no comen.

La manifestación del que observa y se involucra poco o nada es su indiferencia válida, porque su forma de vida es diferente a los otros, en un País donde se respira la peor y más deplorable manifestación del poder  del que manda y decide qué hace con sus obreros de la educación, de la seguridad y con sus esclavos del servicio o del auto empleado para que generen más dinero. Una manifestación de poder que se diferencia inmediatamente si Ud. compra en Sta Fé o en Tepito, en México; o si visita Estados Unidos o Guatemala o las dos Koreas: un poder angustiante que no tiene remedio ni cura, ni nada que la arranque de tajo de la tierra, sólo el tiempo, los años, la edad, las enfermedades y la muerte. Sin embargo, para contrarrestar esas grandes diferencias, esas manifestaciones de enojo, de poder desmedido y deshumanizado y lograr la convivencia pacífica, propositiva y colaborativa,  la educación, en todas sus vertientes, es la mejor opción.

 

 Artículo publicado en el Periódico Síntesis, el día 3 de Septiembre, del 2015

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