Rosalia Nalleli Pérez Estrada
rosalia_na@hotmail.com
Las
manifestaciones de amor son tiernas e interesantes para quien las observa y se
siente invadido por la alegría de ver la relación de dos personas que se aman y
se respetan. Aunque sean cortas o largas y tormentosas.
Otro tipo de manifestaciones son las
de una enfermedad que invade al cuerpo y su apariencia denota delgadez, gordura o
amarillamiento. Este tipo de manifestaciones causan preocupación, dolor y
tristeza al que las sufre.
Sin embargo, el tipo de
manifestaciones grupales - llenas de desesperanza, odio, impotencia, coraje, desaliento y de subordinación- como las de los
padres de familia que han perdido a un hijo o de los docentes que sienten sus
derechos vulnerados, generan una
sensación que no es fácil describir para quien pasa al lado y los observa de
lejos, con la precaución de no involucrarse en una lucha que piensa que es
justa pero que existen otras maneras más
para manifestarse, como por ejemplo, con este escrito.
Y hablo de una sensación
indescriptible porque en el primer caso, en el de la manifestación de amor hay
dos personas que se corresponden mutuamente con abrazos y apapachos. Donde hay respeto,
apoyo, comunicación y gusto. Pero en las manifestaciones multitudinarias
también se ve a dos tipos de personas con sentimientos diferentes que se
enfrentan, como son los docentes y los policías y granaderos. Ambos defendiendo
una causa, sus ideales y su trabajo.
Los primeros manifiestan a viva voz
su inconformidad. Los otros se manifiestan guardando silencio. Los
docentes gritan, ofenden, lanzan
maldiciones contra la autoridad pero manifiestan sus necesidades y lo que creen
son sus derechos, en el espejismo de la coherencia y el orden. Los otros tienen
una manifestación callada del poder. Un poder manifestado con cascos, botas,
armaduras, armas blancas como las macanas y esas armas de fuego. Las dos partes
buscan conseguir algo a cambio: en la bipolaridad del convencimiento del poderoso
sordo y la conservación de su trabajo, defendiendo al que paga para mantener su orden. Ambas partes buscan la
supervivencia, vulneradas por un requerimiento, en una lucha de poder diverso, sumidas
en la debilidad no declarada.
¿Y los que observan? ven lo
incoherente de la lucha en el mundo que se esfuma en la cripta después de los
80 ó 90 años y piensan…¿para que enfrentarse? En una indiferencia total o de
respeto dejando que ellos resuelvan sus conflictos, en una lucha que sienten no
es su lucha. Observando desde un área donde sólo los resultados son los que les
permiten conservar su trabajo ya que su labor no va de 8 a 3 de la tarde, sino de
las 8 de la mañana y a las 8 de la noche, cuando cierran su negocio y cuentan
la cantidad de dinero que juntaron en el día para su sobrevivencia. En una
labor diaria sin sindicatos que los protejan, sin bonos por puntualidad, por cumplir años o por tener vacaciones, ni porque son madres o padres o por recibir un
aguinaldo en el fin de año. No temen a la evaluación ni al despido porque su
evaluación para estar vigentes radica en sus resultados diarios. Si no venden o no
trabajan durante dos días seguidos, simplemente no comen.
La manifestación del que observa y se
involucra poco o nada es su indiferencia válida, porque su forma de vida es
diferente a los otros, en un País donde se respira la peor y más deplorable
manifestación del poder del que manda y
decide qué hace con sus obreros de la educación, de la seguridad y con sus esclavos
del servicio o del auto empleado para que generen más dinero. Una manifestación
de poder que se diferencia inmediatamente si Ud. compra en Sta Fé o en Tepito,
en México; o si visita Estados Unidos o Guatemala o las dos Koreas: un poder
angustiante que no tiene remedio ni cura, ni nada que la arranque de tajo de la
tierra, sólo el tiempo, los años, la edad, las enfermedades y la muerte. Sin
embargo, para contrarrestar esas grandes diferencias, esas manifestaciones de
enojo, de poder desmedido y deshumanizado y lograr la convivencia pacífica,
propositiva y colaborativa, la educación,
en todas sus vertientes, es la mejor opción.
Artículo publicado en el Periódico Síntesis, el día 3 de Septiembre, del 2015
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