jueves, 30 de marzo de 2017

Autoconciencia y motivación

La pasión por el trabajo puede mover a la gente más allá del dinero o del estatus, y le ayuda a perseguir sus objetivos con energía y persistencia, dice Daniel Goldman en su definición de motivación, al establecerla como uno de los cinco componentes esenciales para identificar la inteligencia emocional en el trabajo, en su escrito titulado what Makes a leader?.
Este elemento esencial puede ayudar  al que ansía cambios en su vida, mediante el análisis de sus motivos y su persistencia. Además, su inclusión y comprensión en la educación superior se vuelve necesaria para ayudar al estudiante en la toma de decisiones y lograr mejores resultados en el perfil de egreso de cada institución.
Con lo anterior, podemos inferir que las mejores escuelas, con los mejores maestros, con el mejor modelo educativo o con los mejores programas contextualizados no suelen ser muy eficaces, cuando no se tiene al mejor alumno consciente, meta-cognitiva y emocionalmente hablando.
En este punto, vale la pena mencionar  un viejo dicho que establece que, cuando el alumno está preparado, busca al maestro. Sin embargo, si el alumno llega a la universidad sin saber lo que desea lograr y sin conocerse así mismo, les costará el doble mejorar sus resultados. Además, la necesidad de desarrollar la autoconciencia, autorregulación, motivación, empatía y habilidad social puede ser un punto clave para ejercer un liderazgo  personal o para culminar la carrera y ejercerla.
Por otro lado, cuando se desconocen estos elementos, puede haber situaciones como las que se presentaron en un estudio de caso reciente, llevado a cabo con 91 estudiantes de educación superior y a punto de finalizar su carrera. En un primer momento y de manera exploratoria, se les solicitó que anotaran como mínimo 5 de sus fortalezas.
La tarea les tomó alrededor de 15 minutos para poder dar una respuesta efectiva. La mayoría externó su angustia porque decía que no era fácil decir, de repente,  en qué eran buenos o qué sabían hacer bien. Cuando se revisaron las respuestas, varios de ellos repetían lo que sus compañeros habían dicho pero sin estar convencidos. Posteriormente, al solicitarles que expusieran sus motivos para terminar una licenciatura, 87 de ellos expusieron como motores de persistencia: las calificaciones, el dinero, el reconocimiento, la pertenencia a un grupo de élite, el orgullo de sus padres al terminar la carrera,  la obtención de un empleo, el respeto que esperan de los demás y finalmente,  el titulo de licenciados.
De todos ellos, únicamente 4 fueron los que dijeron que estaban estudiando una carrera para poder aprender a ser mejores seres humanos, para desarrollarse más a sí mismos y para contribuir con la sociedad, sabiendo que mediante ese conocimiento y formación, los beneficios vendrían a la par. La diferencia entre su motivación externa y su motivación interna es muy grande, y la mayoría espera la recompensa externa, como motor de cambio.
Quizás esta situación, aparentemente sin importancia, puede ser generada en los diversos entornos de aprendizaje, ya que quien estudia, difícilmente logra identificar la conveniencia de estudiar para sí mismo y su dirección regularmente se dirige hacia lo externo lo cual, a largo plazo, puede generar frustración, pues nunca lo externo es suficiente para ser feliz  o competente. Por otro lado, como dicen Ryan y Deci (2000),  los individuos no solamente deben experimentar autoconfianza o competencia percibida, sino que deben sentir que son ellos quienes deciden su comportamiento para que la motivación intrínseca se mantenga o, incluso, mejore.
También, este tipo de  motivación  interna les ayuda a eliminar lo que Martin et al, (2009) refieren como “síndrome del enemigo externo”, de manera que los individuos se sientan seguros en sus tareas y puedan analizar las causas de sus posibles problemas, conjuntar su conocimiento y hacer propuestas que conduzcan a la mejora. Por lo anterior,  pareciera  que se requiere re direccionar la formación  que reciben a lo largo de su vida escolar a partir de la autoconciencia y de su motivación o regulación, para que sepan qué hacer en momentos de crisis y seguirse moviendo.
Otro ejemplo claro de esa falta de autoconciencia o de motivación interna son los temas virales recientes: el nuevo modelo educativo y  la reforma educativa, en los que muchos críticos se han involucrado, aprovechando la oportunidad, para lanzarse a la yugular de estas propuestas buscando sus carencias o para reprobar  su posible eficacia, así como a los propositores. Pocos, pero muy pocos, se han pronunciado por sugerir estrategias de aplicación, metodologías y casi en nada se han expuesto sus posibles fortalezas, si es que existen.
Quizás el primer paso,  sería reconocer qué es lo que esas propuestas les generan así mismos: ¿Ansiedad? ¿Miedo? ¿Coraje? ¿Desesperanza? ¿Curiosidad? ¿Desencanto?¿rechazo? Para posteriormente identificar qué es lo que sí se les puede explotar y, mediante una aplicación y posterior evaluación, poder modificar aquello que no funciona. Dentro de esto, buscar proponer algo que ayude a formar al individuo más dispuesto a colaborar para su propio crecimiento y asumirse en su rol principal de aprendiz para detonar verdaderamente el aprender a aprender del que tanto se habla. Por el contrario, si se continúa en la crítica desmedida sin hacer una propuesta, y sin identificar los sentimientos que la reforma genera, o de qué manera amenaza lo que se percibe a diario, podemos predecir que podrían pasar miles de propuestas y seguiríamos sumergidos en la crítica desmedida, catapultando oportunidades de aplicación y quizás de una remota transformación.
Esto no quiere decir que esas propuestas sean las más eficaces o supremas, sino que se intenta invitar más a la auto reflexión de lo que ellas provocan en nosotros, para que sigamos trabajando con lo que sí disfrutamos, con lo que nos apasiona, reconociendo nuestras fortalezas y lo que nos motiva a seguir adelante, para no caer en el desasosiego o en la continua incertidumbre o en inmenso miedo que daña y que con el tiempo lastima nuestra convivencia y tolerancia hacia nosotros mismos y con los demás, dañándonos también el corazón.
Artículo publicado en: Educación Futura, el 27 de marzo, del 2017
 http://www.educacionfutura.org/autoconciencia-y-motivacion/?platform=hootsuite

martes, 14 de marzo de 2017

Zapatero a tus zapatos: La participación del padre de familia en la escuela

Rosalía Nalleli Pérez-Estrada
El modelo educativo 2016 incluye la participación de los padres de familia en la escuela para la formación integral de los alumnos. También especifica su competencia y declara que son los docentes quienes ejecutan el proceso de enseñanza y ayudan a detonar el aprendizaje en  la división de responsabilidades; indicando que se deben compartir las atribuciones para cada actor del sistema, de modo que den cuenta del cumplimiento de las obligaciones que  corresponden a cada uno.
Esto que se declara en el modelo educativo no exime a los padres para que puedan ser parte de la mejora continua,  en caso de que sean expertos en un tema, pero tampoco los incluye para que interfieran de manera directa en la toma de decisiones para la complejidad del proceso de enseñanza-aprendizaje. Su inclusión se anuncia en la clasificación del enfoque humanista  y cuando establece que “la educación tiene la finalidad de realizar las facultades y el potencial de las personas para que éstas, a su vez, se encuentren en condiciones de participar activa y responsablemente en las grandes tareas que nos conciernen como sociedad”. También los incluye cuando establece que: “todos los elementos del modelo educativo –currículo, directores, docentes, padres de familia, infraestructura, presupuesto, procesos, flujos de información, entre otros– deben responder al imperativo de la educación inclusiva y con equidad, como principios intrínsecos de la tarea educativa” (19).
Indudablemente, los padres de familia son, en muchos momentos, el motor que mueve a los estudiantes para que ellos avancen. Sin embargo, se vuelve imperativo que ellos lean la propuesta del modelo y que reconozcan sus límites, para no confundir su responsabilidad. Retomo este tema porque recientemente tuve la oportunidad de conocer a un grupo de padres de familia quienes, sin ser expertos en el área de inglés, cuestionaban situaciones que en lugar de ayudar al avance de sus hijos, los frenaban. Sus niños, inscritos en una escuela privada, de 12 años, aprenden inglés como lengua extranjera. Esta institución decidió impartir  3 horas de inglés a la semana, como un servicio extra, para que los niños avanzaran y desarrollaran nuevas competencias. Como parte del buen servicio, se decidió  tener a dos maestras de inglés para que atendieran a un grupo de 16 niños, con roles específicos, bajo un esquema de perfiles y descripciones de puesto definidos, encaminados a detonar su competencia comunicativa. El cuestionamiento fue la presencia de ambas docentes. Los padres de familia querían que solo se quedara una, que se cambiara de libro, que no se viera una estructura del idioma, etc. etc. Desafortunadamente este es un tema recurrente en diversas escuelas, donde los padres de familia creen que su participación significa poder sugerir a un docente lo que se debe de enseñar, controlar al director o al docente e incluso, es fácil encontrar a padres de familia amenazar con echar de la escuela a los directores o a los maestros  si estos no cumplen con sus peticiones.
Por tal razón se vuelve importante dedicarles un momento para que conozcan la propuesta del modelo educativo en su participación y dejarles muy claro el papel que a ellos les toca jugar, en este tipo de educación que no se queda únicamente en el aprendizaje, sino que busca ser centrada en la formación integral con un proyecto ético que rige su vida.  Su rol en la educación no formal debe de quedar muy claro y debe de respetarlo para que el sistema funcione mejor. Si no se sabe lo que le toca,  este tipo de situaciones  se seguirán repitiendo, entorpeciendo los resultados y evitando que respeten la propuesta inicial, en la que se establece que  el involucramiento en la escuela, de las madres y los padres de familia se encuentra en el proceso de aprendizaje de sus hijos y que deben de colaborar con la escuela para hacer realidad la impartición de una educación de calidad y la creación de ambientes seguros y afectuosos para todos los alumnos, entendiendo  que su verdadera participación está relacionada con su colaboración cercana con la escuela, con los profesores y la dirección,  compartiendo la tarea de educar a los hijos, pero no para interferir en ninguna etapa del proceso interno.
*Directora de Universidad Santander, Campus Tlaxcala. Profesora por asignatura, de la Universidad Politécnica de Tlaxcalarosalia_na@hotmail.com 
ARTICULO PUBLICADO EN LA REVISTA: EDUCACIÓN FUTURA, EL 5 DE MARZO, DEL 2017
http://www.educacionfutura.org/zapatero-a-tus-zapatos-la-participacion-del-padre-de-familia-en-la-escuela/?platform=hootsuite

viernes, 3 de marzo de 2017

QUIÉN PARTICIPA EN LA ESCUELA

QUIÉN PARTICIPA EN LA ESCUELA
Rosalía Nalleli Pérez-Estrada

rosalia_na@hotmail.com


La participación de los padres de familia en la escuela, para la formación integral de los alumnos, se incluye en el modelo educativo 2016. En este se declara que son los docentes quienes llevan a cabo el proceso de enseñanza y quienes detonar el aprendizaje, en una división de responsabilidades con los padres; mediante las atribuciones y cuentas del cumplimiento de sus obligaciones.
Su inclusión es clara cuando establece que: “todos los elementos del modelo educativo –currículo, directores, docentes, padres de familia, infraestructura, presupuesto, procesos, flujos de información, entre otros– deben responder al imperativo de la educación inclusiva y con equidad, como principios intrínsecos de la tarea educativa” (19).
 Indudablemente, los padres de familia mueven a los estudiantes para que ellos avancen; por lo tanto, se vuelve imperativo que ellos conozcan la propuesta del modelo y que reconozcan sus límites, para evitar confundir  responsabilidades. Esto se asevera por la confusión que en ocasiones se presenta ante los roles, donde algunos padres de familia quienes, sin ser expertos en un área, se atreven a cuestionar el desempeño de los docentes, su funcionamiento o  la asignación de un maestro en los grupos,  desconociendo que su participación significa apoyar para el aprendizaje y no en la cuestión administrativa ni en la contratación o el avance de la enseñanza.
Dedicarles un momento para compartirles esta información evitaría grandes corajes a los directivos o supervisores, quienes en ocasiones se ven mermados ante las exigencias de un contingente movido por las emociones, más que por el conocimiento.  Los padres de familia necesitan saber también que su inclusión es vital para la formación integral,  con un proyecto ético que rija su vida y que su rol en la educación no formal es determinante para que el sistema funcione mejor con todos los actores propuestos, pero que su papel principal es como el de los integrantes de una orquesta, donde todos tocan el instrumento que les toca, para generar la armonía del  acorde propuesto.


Para leer más:
La participación de las familias en la educación escolar (2014). Ministerio de educación, cultura y deporte. España.

Modelo educativo 2016. El planteamiento pedagógico de la Reforma Educativa. Secretaría de Educación Pública. México.
Artículo publicado en el periódico impreso, síntesis del 2 de marzo, de 2017