viernes, 15 de diciembre de 2017

¿Para qué sirve estudiar un posgrado?

¿Para qué sirve estudiar un posgrado?

Rosalía Nalleli Pérez-Estrada*
“Los estudios de posgrado son un elemento esencial para la superación de la Educación Superior” decía  el Dr. Juan Casillas García de León, mientras era secretario general ejecutivo ANUIES. Su aseveración, después de varios años de haberla enunciado,  aún sigue vigente e implica una responsabilidad social, educativa y política para quien decide estudiar un posgrado y más para las instituciones que deciden ofertarlo. Esto significa que quien estudia un posgrado se enfrenta al redescubrimiento maravilloso de poder profundizar en un área de formación y proponer científicamente a la sociedad del conocimiento y a la ratificación de los sueños al participar con la ciencia al responder a una realidad circundante del porqué de los problemas en su profesión.
También, significa obtener colateralmente el reconocimiento social, a veces una mejor remuneración económica, o un mejor trabajo, pero lo mejor de todo, lograr una satisfacción personal de los posibles beneficios que se pueden compartir desde una perspectiva de la integridad, con la  sociedad del conocimiento, dejando con esto, un granito de arena para la posteridad con la investigación y “contribuir a la creación de la atmósfera que penetra, quizás parsimoniosamente, en el universo educativo”, como lo declarara recientemente Rosa María Torres H, Presidenta del COMIE en su artículo publicado, del 23 de noviembre del 17.
Desafortunadamente, en los últimos 8 años en los que he tenido la suerte de tener contacto con más de 400 estudiantes de un posgrado, de manera directa o indirecta, descubro que la necesidad del reconocimiento y la remuneración económica suelen pesar más, que el gusto por sentarse a escribir un artículo de opinión por lo menos, o de hacer una investigación formal, que los lleven a insertarse en el mundo de la producción y de la propuesta. Aún más, en cortas pláticas con directivos de diversas instituciones que ofertan posgrados en algunas partes del país, me comentan de la dificultad para que sus alumnos produzcan, si su posgrado no es de ciencia o tecnología. Pareciera que la colaboración con la sociedad para su mejoramiento se pierde y se busca cada vez más, el beneficio individual que permite sobrevivir a quien estudia un posgrado. Esto es, y sin generalizar, la motivación interna se minimiza pero se potencializa el interés externo por la remuneración, el reconocimiento, la estabilidad laboral y el documento que le acredita como maestro o doctor. Además, para confirmar lo anteriormente establecido, la pregunta abierta, hecha al azar y para explorar, responde lo que 200 estudiantes de diversos posgrados establecieron como motivos por los que decidieron estudiar un posgrado. La mayoría, 170, se inclinó por esos rubros antes marcados: remuneración, reconocimiento, estabilidad laboral y el documento en sí. De ellos, únicamente 10 personas comentaron que deseaban contribuir a su ciencia y a la modificación del conocimiento de su país, 12 más dijeron que necesitaban mantenerse ocupados y 8 no quisieron dar sus razones. Esto responde a lo que dicen Martínez et al, (S/A),  que el éxito académico se entiende como la obtención del grado académico en los tiempos establecidos en los planes y programas de estudio de posgrado (maestría y doctorado). Esto es de suma trascendencia para el graduado ya que le facilita su inserción al mercado de trabajo, su vinculación con la investigación científica y la posibilidad de obtener mayores ingresos, además de prestigio académico. Finalmente, aunque es cierta la dificultad para la facilidad laboral y económica, para los mayores de más de 23 años, también es cierto que si un posgrado no garantiza un avance laboral, en estos momentos, por lo menos, sí puede ayudar a garantizar la permanencia o la inserción; sin negar que en este mundo del posgrado, muchos desean estudiar, pocos logran llegar y sólo una mínima parte desea colaborar.
Rosalía Nalleli Pérez-Estrada. Directora de Universidad Santander, Campus Tlaxcala. Profesora por asignatura, de la Universidad Politécnica de Tlaxcala. rosalia_na@hotmail.com
Artículo publicado en Educación futura, el 30 de noviembre del 2017.
 http://www.educacionfutura.org/para-que-sirve-estudiar-un-posgrado/


A

domingo, 22 de octubre de 2017

La inmortalidad de José Vasconcelos a partir de sus propuestas

La inmortalidad de José Vasconcelos a partir de sus propuestas

Rosalía Nalleli Pérez-Estrada*
Inmortalidad es sinónimo de vida eterna: Su aplicación es nula para los seres humanos ya que todos desencarnan, abandonando así el plano terrenal y corpóreo.  Sin embargo, sus acciones y propuestas los pueden volver inmortales con el respeto o el odio de quien los conoció y los recuerda. Quizás José Vasconcelos jamás imaginó que a  más de 130 años de su nacimiento, sería recordado por una aficionada de sus ideales.
Como rector de la Universidad Nacional y Secretario de Educación Pública deseaba que todos los habitantes de México se alfabetizaran en una sola lengua para que pudiesen comunicarse y así lograr una nación más culta y civilizada. Y, a pesar de no contar con escuelas dedicadas al proceso de enseñanza-aprendizaje como en la actualidad, ni con metodologías definidas para la enseñanza,  que buscaran implementar algún modelo educativo para asegurar la calidad educativa, tales como el constructivismo, el modelo por competencias o recientemente el enfoque Socioformativo, logró contagiar su deseo de mejoramiento mediante las cruzadas educativas en la que participaron muchos aficionados de la educación, que contaban con talentos para ello.
Sin Embargo, casi 100 años después de sus propuestas, aún encontramos a gente que no sabe leer ni escribir o que aún no se familiariza con la nueva tecnología. Descubrimos que el estudio de las artes es una realidad, pero el nivel de profundización es vago y minoritario al intentar criticar una obra de arte con fundamento. También, brota a la vista  el olvido del apostolado de algunos docentes (sin generalizar) quienes repiten modelos de servilismo, aplaudiendo a quien está en el poder, pero  cuestionando poco o nada sus acciones de manera informada.
Cuando este Maestro de América, con doctorado Honoris Causa, autor de Ulises Criollo y  fundador del nacionalismo Mexicano pugnó por la educación de los indígenas a través de la alfabetización y la educación, lo hizo por estar viviendo momentos difíciles, con una gran diversidad de conocimientos, de lenguas y con mucha gente que no sabía leer ni escribir y requería de una educación integral. Le tocaron momentos de reto enormes, ya que de a cuerdo a Boites (2012), a finales del siglo XIX, menos del diez por ciento de la población podía leer y escribir además de los problemas que había en ese momento como golpes de estado, invasiones, monarquías, y dictaduras; con un nivel educativo cuestionable…esto se vivía a finales del siglo XIX y a inicios del siglo XX.
Este candidato a la presidencia de la republica, promovía que el ciudadano mexicano fuera por una sola vez capaz de defender sus derechos de libertad de pensamiento, de libre asociación, o del derecho al voto libre, para elegir a sus propios gobernantes o a su presidente y proponía que la gente fuera capaz de valerse del industrialismo como simple medio, pero no como un fin que permitiera el progreso de la nación.
Además, José Vasconcelos soñaba con un prototipo de Raza Cósmica que pertenecía a  una raza diferente futura; tras un recuento de cómo se formaban razas nuevas, con la fusión de razas puras e indígenas, y de cómo se daba paso al mestizaje; hablando de una mezcla futura de razas, que provocaría a un nuevo tipo de humanos, que se reconocería en los demás y los vería como sus iguales. Pero,  a pesar de sus propuestas, casi 100 años después, aún no hemos logrado reconocernos en el otro como nuestro igual, trabajar de manera colaborativa y que la ética sea parte de nuestro proyecto de vida y;  aunque la  sociedad del conocimiento, de acuerdo a Tobón (2015:180), busque enfocarse en “resolver problemas en los diversos campos con base en la colaboración, las TIC y los valores universales, como la responsabilidad, el respeto, la honestidad y la equidad”. Aún falta que haya más concientización de nuestro paso por la tierra mientras estamos encarnados.
Por otro lado, hace falta que esta propuesta también contemporánea de Tobón (2017) sea comprendida y adoptada desde el modelo educativo que la envuelve, para la  sociedad del conocimiento, ya que responde, en varios aspectos a los sueños de Vasconcelos; en que las personas trabajen de manera colaborativa, en proyectos que les den niveles óptimos de calidad de vida, mediante búsqueda, procesamiento, análisis, adaptación, creación, innovación y aplicación de conocimiento, con diferentes fuentes y recursos tecnológicos. Muchos al igual que José Vasconcelos,  abogado, filósofo y escritor, han soñado con trasformar a su país en diversas escalas y con variadas perspectivas y cada uno tiene su verdad desde sus vivencias y proponen modelos, reformas, acciones o reflexiones, para mover conciencias, que quizás, más adelante, les darán la inmortalidad también. Sin embargo me pregunto ¿Con qué soñaran los secretarios de educación pública de cada estado y del país; para poder ayudar a mejorar sus lugares de origen, para lograr esta inmortalidad que los hagan que a más de 100 años de su nacimiento, una desconocida cualquiera grite  a los cuatro vientos y de manera escrita que respeta lo que ellos hicieron?, ¿Soñarán con el reconocimiento implícito de su trabajo no solo momentáneo, sino eterno? ¿Pensarán en sus acciones que ayudan o afectan, cuando hacen una actividad, y  tienen que emprender una acción para su pueblo? O ¿Caerán quizás en la tentación común y corriente del ser humano de llamar a sus más cercanos, que alagan,  idolatran o se ponen de tapete, pero no proponen, por tener una visión muy corta?
Indudablemente José Vasconcelos se ganó la eternidad a pesar de sus opositores por ser una persona comprometida y ambiciosa de los cambios, mediante el estudio, la lectura constante, la escritura y la propuesta  y seguramente este será el paso de Tobón y de muchos otros escritores e investigadores que se ocupan de la educación mexicana y  de la educación globalizada. Ojalá podamos en próximas fechas poder hablar, con todo respeto,  de los que ahora están en el poder, de la misma manera en la que todavía se habla de este miembro del Ateneo de la Juventud, en un futuro cercano.

*Rosalía Nalleli Pérez-Estrada. Directora de Universidad Santander, Campus Tlaxcala. Profesora por asignatura, de la Universidad Politécnica de Tlaxcala. rosalia_na@hotmail.com
CIFE

Referencias.
  • Bonfil B. Guillermo (2005). México Profundo. Debolsillo. México
  • Garcia S. Rafael . (2012) Revista Quorum, Presencia e imagen con ideas. Año III, No. 36. Sept. Tlaxcala, Mexico.
  • Ibargüengoitia, Antonio (2004) Filosofía Mexicana . Edit Porrúa. No. 78. México.
  • Tobón, S. (2015); La Socioformación: Avances y retos en la sociedad del conocimiento. CIFE
  • Solana, Fernando et al (2011), Historia de la Educación Pública en México (1876-1976). Fondo de Cultura Económica. México
  • Vasconcelos José (2007), La Raza Cósmica. Edit Porrúa. No 719. México

PUBLICADO EN Educación Futura. Del 17 de octubre del 2017.

jueves, 7 de septiembre de 2017

¿Maestros de Inglés en la opulencia?


Rosalía Nallelí Pérez-Estrada
Sueño dorado de cualquier docente: vivir en la opulencia. Realidad: su opulencia se refleja primordialmente en sus satisfacciones personales y en el reconocimiento de sus alumnos, (mientras no los evalúa). En fechas recientes, se dice que los maestros de inglés ganarían 21,000 pesos mensuales al ser contratados para trabajar en las normales, de acuerdo con la nueva estrategia nacional de inglés y algunas declaraciones hechas ante los medios de comunicación por quien ostenta el poder educativo y la toma de decisiones en nuestro país en estos días. Sería maravilloso saber que esos 21,000 son netos y que viviremos muchos años más para ver esa cantidad crecer, ya que actualmente tengo cientos de conocidos en varias partes de la República mexicana, que son maestros de inglés, porque cursaron una carrera de idiomas o son lingüistas y pocos pueden jactarse de tener sueldos envidiables.
De hecho, entre los rumores de las redes sociales, aparece “un estudio” donde se dice que una carrera poco recomendable es la de maestro de idiomas. Esto quizás se deba al poco apoyo que se le da al aprendizaje de un idioma pero más a su práctica y también a que en muchas ocasiones, quien medio sabe inglés, piensa que ya se puede volver maestro.
Para prueba, sería bastante interesante una revisión profunda en los currículos de los docentes que son maestros de inglés en los diferentes subsistemas públicos, y cuyas carreras podrían resultar ser de todo, menos de docentes de inglés. Esto lo digo porque es fácil encontrar a docentes que trabajan la asignatura y que piden ayuda porque no entienden un texto y no saben las estructuras básicas del idioma. Quizás esta podría ser la respuesta a un artículo publicado el 25 de julio del 2016, por animal político (véase referencia), donde dice  que en la actualidad sólo hay 50 mil maestros de inglés en todo el país, pero existen 236 mil escuelas; eso quiere decir que sólo habría 1 maestro para cada 5 planteles.  Por otro lado, quizás también respondería a la aseveración hecha en la publicación de Mexicanos primero (2015:93), en la que establecen que “uno de cada siete maestros de inglés desconoce totalmente el idioma” ya que quizás la muestra tomada, no representa al total de los docentes que sí han terminado una carrera con un perfil en idiomas, pero que no tuvieron o no quisieron buscar una plaza. Por otro lado, se puede decir que hay muchos maestros de inglés que trabajan por horas en escuelas particulares que son las que más los solicitan en estas fechas. O maestros que laboran dando sus cursos particulares en su casa. Maestros que tienen algunas horas frente a grupo y universidades que los forman, que están certificados internacionalmente y maestros que podrían aspirar a conseguir ese empleo prometido, que les dice que ganarían mas de 8.7salarios mínimos al día, por lo menos en la región centro del México.
Los escritos en contra y a favor se han dejado leer en los medios locales y nacionales, impresos y en la red. Hay gente que sabe lo que aprender un idioma significa y que ve esta propuesta muy interesante, pero no fácil de lograr y hay algunas personas que piensan que por decir la propuesta, ya todo mundo está hablando este idioma, hasta hoy, todavía extranjero.
Es urgente que esa contratación sea transparente, para que sean efectivamente maestros del idioma o lingüistas quienes pudiesen aspirar  a esos puestos, y no volver a caer en esa selección fallida de docentes que desconocen las diversas metodologías propuestas para su enseñanza, o los procesos y posibles herramientas que implica el aprendizaje o la enseñanza de un idioma. Es una tarea difícil y retadora  la que se ha anunciado, y sin menospreciar los buenos deseos de lograrlo, se antoja necesario contar con la asesoría de docentes e investigadores del área que den respuesta a la realidad del idioma, para saber qué tipo de estrategias se deben de aplicar para lograrlo y tener así, los pies sobre la tierra.
No es imposible soñar con el bilingüismo, pues hay varios países que sí lo han logrado, sin embargo; no se debe de perder de vista que para esto, se requiere pensar en el contexto de los involucrados, en sus talentos, en su competencia comunicativa y en sus diversas inteligencias; así como considerar el tiempo de aplicación. Además, se debe de considerar una gran inversión, en su continuidad y de tener un verdadero líder en el poder que esté comprometido con el proyecto, para poder planear perfectamente bien lo que se va a hacer a partir de un ejercicio de autodiagnóstico documentado, generar la planeación y ejecutar el programa en todas sus fases, con instrumentos de medición de acuerdo a los niveles y los contextos nuevamente, que no deben de perderse de vista jamás, para posteriormente, pensar que es un ejercicio que debe de mejorarse continuamente. Es una propuesta interesante, indudablemente, pero no me gustaría que termináramos cantando con Chava Flores: “A qué le tiras cuando sueñas Mexicano, a hacerte rico en loterías con un millón. Mejor trabaja y levántate temprano, con sueños de opio sólo pierdes el camión”…
Directora de Universidad Santander, Campus Tlaxcala. Profesora por asignatura, de la Universidad Politécnica de Tlaxcala. rosalia_na@hotmail.com

Para leer más:
ARTICULO PUBLICADO EN LA REVISTA: EDUCACIÓN FUTURA, EL 1 DE AGOSTO DEL 2017.
LINK:
http://www.educacionfutura.org/maestros-de-ingles-en-la-opulencia/?platform=hootsuite

miércoles, 2 de agosto de 2017

Breve mirada ante la sociedad innovadora

Breve mirada ante la sociedad innovadora
Rosalía Nalleli Pérez-Estrada
“Todas las sociedades avanzadas se enfrentan, en mayor o en menor grado de profundidad, al reto de reinventarse” dice Innerarity (2017) en su libro titulado ¿Cómo es una sociedad innovadora?.
 En él, establece que el reto mayor de las sociedades radica en reinventarse, teniendo a la innovación como eje central de la competitividad y sostenibilidad, sin dejar de poner acento en las personas, quienes requieren construir redes de colaboración y potenciar la educación para lograr una mejor cohesión social, múltiple.
Su propuesta es interesante sobre todo cuando establece que para lograrlo, la ciudadanía en su totalidad debe de ser implicada pero siendo coherente con sus valores asociados, así como el comportamiento y las actitudes. La lectura del libro se vuelve necesaria y lleva a la reflexión de cuánto hace falta el rescate de valores  mientras que al leerlo, se contempla desesperanzadamente cómo la convivencia familiar se va difuminando  con tanta modernidad. La nueva tecnología facilita la unión de las sociedades del conocimiento pero al mismo tiempo ayuda a diferir  la comunicación directa.
Su uso se vuelve indispensable en el siglo XXI y ayuda a la competitividad pero a la vez se vuelve una limitante para la comunicación que se genera cara a cara, cuando se usa de manera indiscriminada y sin una educación adecuada. Las limitantes, llamadas pantalla, distancia, teclado y redes,  más la carencia del calor humano o del timbre de voz hacen que la distancia sea más certera pero, al mismo tiempo, que se vuelva absorbente para los usuario y que a la vez  impide, por ejemplo,  a unos padres de familia en una fiesta familiar, perder de vista a sus 4 hijos de aproximadamente 11 y 12 años de edad, todos ellos  besándose en la boca entre todos y a la vez, más una chica de aproximadamente 16 años tomándole fotos y que a la vez haya gente observando y que no se sienten con la autoridad moral o social, para explicarles que esas manifestaciones de amor son interesantes, pero que ya en  triejas o cuatriejas suelen ser ligeramente incómodas para quienes no están acostumbrados ante tanta modernidad o nuevos comportamientos.
Todos (los cuatro chicos) riendo y bebiendo, festejan a su modo,  mientras la gente que los observa mira atónita su desparpajo y su rebeldía al ser echados a un lado, por la tecnología que está en las manos de sus padres. Los padres, -8 personas diferentes-, sentados a escasos 30 metros y tomando cerveza también sin hacerles caso, ensimismados en sus móviles de  vez en cuando, ven a uno y a otro hijo acercarse a ellos, como diciendo, “no se preocupen estoy bien”. Los padres, sin percatarse de la situación, continúan en su fiesta.
Para los que observan,  la invasión del sentimiento de tristeza y de coraje inunda sus corazones sin saber exactamente qué hacer ante tal panorama. Una rabia infinita los invade porque al igual que el autor del libro que habla de una sociedad innovadora, saben que hace falta generar cambios que lleven a la innovación social, pero que ante todo, hace falta revisar la crisis global a la que hace referencia el autor, cuando también sugiere que se refuercen los valores, tales como la educación, la formación, la igualdad de género, el respeto a la diversidad pero sobre todo observar lo que se quiere cambiar.
Indudablemente la sociedad está cambiando. Las tecnologías inundan los mercados  y la competencia y los egos generan el deseo de acceder a todos para estar a la altura de las exigencias sociales. Sin embargo,  la búsqueda de  la innovación  no debería  de perdernos, como dice el autor “nos está tocando vivir la paradoja de una sociedad que presume de conocimiento (así nos autodenominamos) y al mismo tiempo vive sumergida en una permanente y profunda incertidumbre, impotente ante los ritmos en que se producen los cambios”. Estos cambios requieren ser también considerados en la educación formal, para saber cómo guiar a aquellos que son huérfanos a causa de la tecnología y que están creciendo y buscan experimentar nuevas sensaciones.
Nuestra responsabilidad al estar inmersos en estas nuevas sociedades empieza cuando debemos de saber qué decir o qué hacer ante estos cambios sociales, sin caer en el rechazo ni en la crítica, y sí poder apoyar a quien a gritos pide la atención de un adulto.
Daniel Innerarity (2017) ¿Cómo es una sociedad innovadora? E-book.
*Rosalía Nalleli Pérez-Estrada. Directora de Universidad Santander, Campus Tlaxcala. Profesora por asignatura, de la Universidad Politécnica de Tlaxcala. rosalia_na@hotmail.com

ARTICULO PUBLICADO EN EDUCACIÓN FUTURA, EL 19 D E JULIO DEL 2017.
http://www.educacionfutura.org/breve-mirada-ante-la-sociedad-innovadora/?platform=hootsuite

sábado, 10 de junio de 2017

Los retos de trabajar en Educación Superior

Rosalía Nalleli Pérez- Estrada*
Trabajar en educación superior reditúa frutos y recompensas inmediatas: Grandes satisfacciones se viven cuando el alumno egresa de una institución y en poco tiempo se le encuentra ya laborando, con auto o  empresa propia e incluso con propia familia. Por otro lado,  también se vive preocupación cuando el alumno deserta para siempre. Pareciera que nada impide ver los resultados inmediatos, cualquiera que estos sean y poder compartir la felicidad que esos alumnos, ya formados, van dejando o al mismo tiempo compartir la inquietud que la deserción trae, cuando no hay un plan de acción definido en el desertor.
Para quien ve a la educación superior como una meta de formación, podría pensar que  los alumnos ya sólo necesitan aprender contenidos y desarrollar su conocimiento para aplicarlo.  Parecería también que su conocimiento es igual al éxito y que a esa edad no existe ningún tipo de problemas ni secretos. Sin embargo, para el docente,  siempre existe un reto oculto que enfrenta  constantemente y las exigencias son cada vez mayores de acuerdo al nivel.
De esas exigencias  en cada grado, se puede hablar de los diferentes conocimientos ya desarrollados, dependiendo del contexto de cada alumno en el que ha estudiado, de las miles de creencias ya asimiladas, de la crítica constante del alumno quien llega a la universidad con criterios diferentes para cada vivencia, del cuestionamiento continuo repetido en casa, a veces sin fundamento   y de la definición total por su formación,  entre otros aspectos. Todos ellos representan un reto continuo para cualquier docente. Los alumnos,  -aunque adultos ya-  que llegan con su competencia comunicativa más desarrollada y su competencia  digital incuestionable, con capacidades más específicas en convivencia, aún reflejan en clase su cultura y sus creencias  adoptadas  en su entorno y se aprecian los problemas sociales que les afectan. La influencia familiar es indiscutible y sus valores  están más cimentados. Además, sus problemas de autoestima se reflejan de manera diferente que con los niños,  en ocasiones la toma de decisiones es burda o lenta, y su  concepción del mundo  se nota, esporádicamente, apagada y morosa. Hay vicios ya adoptados y sueños por cumplir ya más definidos,  muchas veces volátiles y del logro inmediato; que en ocasiones los vuelven apáticos hacia su propio avance, sordos a la teoría e incluso a los docentes que se piensan consejeros.
Un desafío  real por ejemplo, se presenta en el aprendizaje de los idiomas, específicamente del idioma inglés; ya que a pesar de que la mayoría tiene más de 5 años con el contacto continuo con este idioma, aún encuentra uno 15 de cada 20 alumnos, con problemas de estructura, pronunciación, vocabulario, comunicación o de conocimiento básico, pero sobre todo de compromiso.  Además, la toma de decisiones entre aprender el idioma en clase o esperar a estudiar después el idioma,  afecta también su avance.
Con respecto a los retos de la educación superior, Sánchez Castañeda dice que “Las instituciones de educación superior enfrentan una serie de desafíos, que resultan trascendentes para la vida nacional, en la medida en que en ellas se finca gran parte de expectativas de desarrollo de un país”. Si se piensa que la educación superior en general es la solución para los problemas de un país,  se debe de pensar también que el compromiso de los alumnos para su aprendizaje es un determinante para que se logre el 100% de un perfil de egreso de cualquier institución, y que además, el estudiante, junto con todo su bagaje cultural y todos sus conocimientos previos, pone en juego los resultados para que la educación de un país se mejore. Por lo tanto, la concientización del alumno de su propio involucramiento en este nivel es urgente, pero de manera formativa, y desde los niveles anteriores, junto con una revisión exhaustiva y completa  del modelo educativo que las instituciones siguen, más la concatenación de los perfiles de egreso de cada nivel, así como la revisión de contenidos y del logro educativo para que un país pueda evolucionar en muchas áreas de conocimiento,  pero sobre para que evolucione en la concientización  del ser.
*Rosalía Nalleli Pérez-Estrada. Directora de Universidad Santander, Campus Tlaxcala. Profesora por asignatura, de la Universidad Politécnica de Tlaxcala. rosalia_na@hotmail.com
Para leer más:
Alfredo Sánchez-Castañeda. Los retos de la educación Superior Hacia una política de estado. https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/1/341/19.pdf
Artículo publicado en http://www.educacionfutura.org/los-retos-de-trabajar-en-educacion-superior/?platform=hootsuite

miércoles, 17 de mayo de 2017

¿Equidad?

¿Equidad?

Rosalia Nalleli Pérez-Estrada*
“Llevo 71 años viendo los festejos del 10 de mayo y  a la vez añorando a mi madre también” dice Martin. Un hombre de 78 años quien narra su experiencia de vivir 71 años de festivales en las escuelas, cerca de su casa.
“Cuando era niño, en mi pueblo, ya se festejaba a las madres de manera muy sencilla: con un helado. Pero mi madre nunca me acompañó a ningún festival, pues murió cuando yo tenía casi 7 años. Después de eso, mi padre nos regaló a mis hermanos y a mí con otras familias, porque no podía trabajar y cuidarnos”. “Poco a poco fui creciendo y en cada festejo a la madre, sólo experimentaba un pequeño encogimiento del cuerpo para no sentir…para no extrañar… para no llorar. Su ausencia era muy fuerte para mí y no entendía el porqué de su silencio eterno” –dice-.
Esta triste anécdota mueve el corazón de los que ya hemos pasado por esta experiencia y quizás despierta la compasión de quien ni siquiera imagina por lo que pasará cuando le toque. Festejar a la madre y honrarla es una tradición internacional y milenaria, surgida desde  la antigua Grecia, con los honores a Rhea, la madre diosa de  Zeus, Poseidón y de Hades; celebración también conocida, como la  Hilaria con los romanos. Desde su perspectiva  religiosa, se instaura con los cristianos  en honor a la Virgen María, la madre de Jesús y a inicios del siglo XX se hace presente en el continente americano, con un clavel como flor emblemática, en honor a una madre perdida. Más adelante  en México, se hace oficial para el 10 de mayo,  después de 1920, con el periodista Rafael Alducín, director del periódico Excelsior, quien retoma las ideas de José Vasconcelos, Secretario de Educación en ese entonces.
Esta festividad como tal, ha formado parte de la educación mexicana y en las escuelas de educación básica  se ha fomentado en cada estudiante, como una obligación formativa. Además, su inclusión en los festivales es muy halagadora para las madres y comprometedora para los hijos quienes se ven en la necesidad de ahorrar para poder ofertar un presente a las madres que acuden a verlos bailar o declamar. Por otro lado, este maravilloso festejo no tendría que cuestionarse jamás si no existiera esa palabra  llamada “equidad” que tanto se menciona en la retórica educativa. La equidad, que exige el planteamiento de objetivos por lograr en una sociedad más justa, sin darse cuenta, aplica la igualdad volviéndose así en una sociedad también injusta, al no considerar las  diferencias existentes entre niños y niñas que por alguna razón han perdido a su madre en la nueva sociedad del siglo XXI. Una sociedad moderna cuya madre deja de ser el centro familiar para convertirse, en muchos casos, en proveedora principal de un hogar, y que no puede asistir a un festival y en su lugar va una abuela o una tía para que el niño no se sienta mal. Una sociedad que ha dejado de tener familias nucleares, para dar paso a la familia monoparental,  homoparental,  ensamblada,  de hecho, pero que difícilmente  ha considerado a la horfandad dentro de sus clasificaciones de familia; con madres que han olvidado para siempre su amor terrenal por las enfermedades más comunes del siglo XXI, tales como el cáncer, la diabetes o la hipertensión o peor aún, por enfermedades sociales como la multi-mencionada trata o por los miles de feminicidios no resueltos, dejando a sus hijos huérfanos en una sociedad moderna que habla de igualdad y busca afanosamente la equidad, sin considerar que la sociedad del siglo XX  ya no es la misma un siglo después.
En esta ocasión Martin, un hombre en plena senectud, narra la tristeza que ha sentido durante 71 años, cada año,  desde que perdió a su madre… Y ninguna autoridad ha experimentado la sensibilidad de “tener ojos cuando los demás los han perdido” como lo establece Saramago (2010), para observar  la vulnerabilidad de la horfandad. Casi nadie se ha atrevido a hablar por todos aquellos niños que no tienen voz ante esta desigual situación que se vive en las escuelas, que cambian con un “nuevo modelo educativo”, pero cuyas tradiciones  y festejos podrían evitar lastimar a las nuevas generaciones y detener el bullying implícito al poner a bailar a un niño huérfano, ante una silla vacía.
Por lo que una revisión profunda de las nuevas diferencias en la sociedad ayudaría bastante para replantear los festejos de cada año. Martin tiene 78 años y sufre. Igual puede haber gente de 100 o de 10 años, que también lo hace. La ausencia siempre duele, cuando una madre se tuvo, no importando el motivo de su partida. Bueno sería dejar poco a poco, que cada quien honre a quien mejor le convenga, permitiendo honrar en lo individual su amor materno, sin mutilar o ahogar su individualidad, para adaptarse y cumplir con una obligación social impuesta, primero por la escuela, en una “conformidad automática”, (Fromm, 2012); que elimina su libre albedrío. Por otro lado, sería  maravilloso  dejar de encajonar en la escuela, en un pensamiento que limita el movimiento y que somete al niño al sufrimiento  al eliminar su yo interno.
Para ayudar a comprender un poco más el tema, reflexionemos esto:
A una madre se la quiere
siempre con igual cariño
y a cualquier edad se es niño
 cuando una madre se muere.
José María Pemán (1898-1981) Escritor español
Directora de Universidad Santander, Campus Tlaxcala. Profesora por asignatura, de la Universidad Politécnica de Tlaxcala. rosalia_na@hotmail.com

Para leer más:
Jose, Saramago (2010). Ensayo sobre la ceguera. Alfaguara
Artículo publicado en Educación Futura y en periódico síntesis, el mes de mayo del 2017.
http://www.educacionfutura.org/equidad/#respond
https://www.sintesis.mx/2017/05/10/equidad/

lunes, 10 de abril de 2017

El mejor sistema de seguridad escolar: el respeto

El mejor sistema de seguridad escolar: el respeto
Rosalía Nalleli Pérez Estrada
El mejor sistema de seguridad para evitar ataques escolares es el respeto agregado para cada relación. Nadie tiene derecho de agredir a otra persona por sentirse ofendido, minimizado o atemorizado, pero tampoco nadie tiene derecho a abusar del poder para generar ese sentimiento. A últimas fechas, las agresiones a docentes parecen ser la noticia de todos los días y, para que exista este tipo de noticias, siempre hay dos involucrados, el agresor y el agredido. Ambos son estigmatizados y colocados en un rol diferente, sin reconocer que ambos están siendo víctimas de las emociones, de la poca regulación que tienen y de la sociedad que critica o condena.  Por otro lado, se ha sugerido que se agreguen sistemas de seguridad en las instituciones, tales como alarmas, cámaras y la operación mochila la cual,  pareciera que se ha convertido en una de las mejores estrategias para evitar la agresión escolar. Sin embargo, me parece que la pregunta forzosa ante esta situación es ¿de qué manera hacemos operación mochila en sentimientos, cerebro y emociones de cada individuo que entra a nuestra oficina  o salón de clase, para poder saber el terremoto que el alumno o el docente llevan a la escuela y evitarles que agredan cuando se sienten expuestos?. Carnegie decía que para recoger miel, no se debería de dar puntapiés a la colmena y además sugería que, para ganar amigos uno debe de interesarse desinteresada, pero verdaderamente en el interlocutor. Por su parte, Goleman habla de esto como la empatía de  sentir las emociones de otros, entender su perspectiva y tomar un interés activo en sus preocupaciones. Por otro lado, ninguna situación debería de ser motivo de riña si tuviésemos la plena conciencia de lo que Shakespeare decía: nada es bueno o malo, es el pensamiento lo que hace que las cosas sean buenas o sean malas, por lo que no se debe de olvidar que las cosas y las situaciones tienen un valor que nosotros mismos les atribuimos, de acuerdo a nuestras vivencias o a nuestras expectativas, pero  ningún objeto inanimado tiene valor, si nosotros no se lo damos. Lo mismo pasa con las palabras: su significado o su carga emotiva aparecen de acuerdo al contexto, pero también son significativas, de acuerdo a lo que ellas nos recuerdan. Ninguna situación vivida o ninguna palabra escuchada nos hieren o nos lastiman, a menos que hayamos dependido de ella para poder sufrir o reír.
El desafortunado ataque, recientemente cometido contra el doctor- investigador y académico, de una importante y creciente universidad en el Estado, nos invita a reflexionar qué es lo que nos falta por hacer, en nuestra búsqueda incesante por sobresalir en este mundo desesperado, por tener cada vez más pero ser cada vez menos. Ambos involucrados resultarán afectados y les tomará tiempo poder recuperar la confianza en su seguridad, para continuar trabajando. Por un lado, se encuentra la agresión y el dolor físico que perdurarán durante un buen tiempo, por otro lado está la agresión moral que recibe quien es expulsado de su institución por haber violentado las normas y reglamentos que rigen una convivencia de respeto, más la agresión social que tendrá por parte de quienes le rodeen y por las leyes. Ninguno de los dos merecía estar en ese momento, si hablamos de respeto. Sin embargo, quizás la vida los puso en este camino, a ellos y a todos los que los rodean, para que todos hagan un alto en su desenfrenado trabajo y carrera de la competencia, para aprender a identificarse con sus pares y reconocer  que algo ya estaba marchando equivocadamente y que los llevó a esa situación.
La enseñanza es sacrificadora, pero el aprendizaje será la mejor recompensa. Ojalá el tiempo les ayude a recuperar sus heridas y puedan algún día sentarse a platicar, con madurez,  sin que exista agresión y si un diálogo conciliador. Si se buscaran culpables, todo mundo lo sería: la sociedad, las empresas, la familia, el poder, la educación, el dinero, la exigencia política y  su débil autocontrol. Si se buscan excusas, ambos fueron víctimas de las circunstancias. Simplemente la vida les ha mandado una señal en semáforo en rojo, para que se detengan y en poco tiempo después retomen su camino. Lo mejor de esto es que no hay vidas qué lamentar, pues ambos pueden aprender a perdonar y a seguir adelante;  y a todos los que hemos sabido de esta situación nos deja el aprendizaje de buscar volvernos enormes respetando a los pequeños y a los desprotegidos. ¿Habrá criticas? Indudablemente: gente ansiosa de criticar todo lo que sea posible, aquellos que seguramente no conocen lo que Confusio decía: no te quejes de la nieve en el techo del vecino, cuando también cubre el lumbral de tu casa. O lo que se lee en la biblia: quien esté libre de culpas, que arroje la primera piedra.
Para leer más:
www.free-management e-books.com. 2014.  Understanding emotional intelligence, people skills.
Artículo publicado en periódico impreso Síntesis Tlaxcala
artículo publicado en Educación Futura. el 5 de abril del 2017
http://www.educacionfutura.org/el-mejor-sistema-de-seguridad-escolar-el-respeto/#comments

jueves, 30 de marzo de 2017

Autoconciencia y motivación

La pasión por el trabajo puede mover a la gente más allá del dinero o del estatus, y le ayuda a perseguir sus objetivos con energía y persistencia, dice Daniel Goldman en su definición de motivación, al establecerla como uno de los cinco componentes esenciales para identificar la inteligencia emocional en el trabajo, en su escrito titulado what Makes a leader?.
Este elemento esencial puede ayudar  al que ansía cambios en su vida, mediante el análisis de sus motivos y su persistencia. Además, su inclusión y comprensión en la educación superior se vuelve necesaria para ayudar al estudiante en la toma de decisiones y lograr mejores resultados en el perfil de egreso de cada institución.
Con lo anterior, podemos inferir que las mejores escuelas, con los mejores maestros, con el mejor modelo educativo o con los mejores programas contextualizados no suelen ser muy eficaces, cuando no se tiene al mejor alumno consciente, meta-cognitiva y emocionalmente hablando.
En este punto, vale la pena mencionar  un viejo dicho que establece que, cuando el alumno está preparado, busca al maestro. Sin embargo, si el alumno llega a la universidad sin saber lo que desea lograr y sin conocerse así mismo, les costará el doble mejorar sus resultados. Además, la necesidad de desarrollar la autoconciencia, autorregulación, motivación, empatía y habilidad social puede ser un punto clave para ejercer un liderazgo  personal o para culminar la carrera y ejercerla.
Por otro lado, cuando se desconocen estos elementos, puede haber situaciones como las que se presentaron en un estudio de caso reciente, llevado a cabo con 91 estudiantes de educación superior y a punto de finalizar su carrera. En un primer momento y de manera exploratoria, se les solicitó que anotaran como mínimo 5 de sus fortalezas.
La tarea les tomó alrededor de 15 minutos para poder dar una respuesta efectiva. La mayoría externó su angustia porque decía que no era fácil decir, de repente,  en qué eran buenos o qué sabían hacer bien. Cuando se revisaron las respuestas, varios de ellos repetían lo que sus compañeros habían dicho pero sin estar convencidos. Posteriormente, al solicitarles que expusieran sus motivos para terminar una licenciatura, 87 de ellos expusieron como motores de persistencia: las calificaciones, el dinero, el reconocimiento, la pertenencia a un grupo de élite, el orgullo de sus padres al terminar la carrera,  la obtención de un empleo, el respeto que esperan de los demás y finalmente,  el titulo de licenciados.
De todos ellos, únicamente 4 fueron los que dijeron que estaban estudiando una carrera para poder aprender a ser mejores seres humanos, para desarrollarse más a sí mismos y para contribuir con la sociedad, sabiendo que mediante ese conocimiento y formación, los beneficios vendrían a la par. La diferencia entre su motivación externa y su motivación interna es muy grande, y la mayoría espera la recompensa externa, como motor de cambio.
Quizás esta situación, aparentemente sin importancia, puede ser generada en los diversos entornos de aprendizaje, ya que quien estudia, difícilmente logra identificar la conveniencia de estudiar para sí mismo y su dirección regularmente se dirige hacia lo externo lo cual, a largo plazo, puede generar frustración, pues nunca lo externo es suficiente para ser feliz  o competente. Por otro lado, como dicen Ryan y Deci (2000),  los individuos no solamente deben experimentar autoconfianza o competencia percibida, sino que deben sentir que son ellos quienes deciden su comportamiento para que la motivación intrínseca se mantenga o, incluso, mejore.
También, este tipo de  motivación  interna les ayuda a eliminar lo que Martin et al, (2009) refieren como “síndrome del enemigo externo”, de manera que los individuos se sientan seguros en sus tareas y puedan analizar las causas de sus posibles problemas, conjuntar su conocimiento y hacer propuestas que conduzcan a la mejora. Por lo anterior,  pareciera  que se requiere re direccionar la formación  que reciben a lo largo de su vida escolar a partir de la autoconciencia y de su motivación o regulación, para que sepan qué hacer en momentos de crisis y seguirse moviendo.
Otro ejemplo claro de esa falta de autoconciencia o de motivación interna son los temas virales recientes: el nuevo modelo educativo y  la reforma educativa, en los que muchos críticos se han involucrado, aprovechando la oportunidad, para lanzarse a la yugular de estas propuestas buscando sus carencias o para reprobar  su posible eficacia, así como a los propositores. Pocos, pero muy pocos, se han pronunciado por sugerir estrategias de aplicación, metodologías y casi en nada se han expuesto sus posibles fortalezas, si es que existen.
Quizás el primer paso,  sería reconocer qué es lo que esas propuestas les generan así mismos: ¿Ansiedad? ¿Miedo? ¿Coraje? ¿Desesperanza? ¿Curiosidad? ¿Desencanto?¿rechazo? Para posteriormente identificar qué es lo que sí se les puede explotar y, mediante una aplicación y posterior evaluación, poder modificar aquello que no funciona. Dentro de esto, buscar proponer algo que ayude a formar al individuo más dispuesto a colaborar para su propio crecimiento y asumirse en su rol principal de aprendiz para detonar verdaderamente el aprender a aprender del que tanto se habla. Por el contrario, si se continúa en la crítica desmedida sin hacer una propuesta, y sin identificar los sentimientos que la reforma genera, o de qué manera amenaza lo que se percibe a diario, podemos predecir que podrían pasar miles de propuestas y seguiríamos sumergidos en la crítica desmedida, catapultando oportunidades de aplicación y quizás de una remota transformación.
Esto no quiere decir que esas propuestas sean las más eficaces o supremas, sino que se intenta invitar más a la auto reflexión de lo que ellas provocan en nosotros, para que sigamos trabajando con lo que sí disfrutamos, con lo que nos apasiona, reconociendo nuestras fortalezas y lo que nos motiva a seguir adelante, para no caer en el desasosiego o en la continua incertidumbre o en inmenso miedo que daña y que con el tiempo lastima nuestra convivencia y tolerancia hacia nosotros mismos y con los demás, dañándonos también el corazón.
Artículo publicado en: Educación Futura, el 27 de marzo, del 2017
 http://www.educacionfutura.org/autoconciencia-y-motivacion/?platform=hootsuite

martes, 14 de marzo de 2017

Zapatero a tus zapatos: La participación del padre de familia en la escuela

Rosalía Nalleli Pérez-Estrada
El modelo educativo 2016 incluye la participación de los padres de familia en la escuela para la formación integral de los alumnos. También especifica su competencia y declara que son los docentes quienes ejecutan el proceso de enseñanza y ayudan a detonar el aprendizaje en  la división de responsabilidades; indicando que se deben compartir las atribuciones para cada actor del sistema, de modo que den cuenta del cumplimiento de las obligaciones que  corresponden a cada uno.
Esto que se declara en el modelo educativo no exime a los padres para que puedan ser parte de la mejora continua,  en caso de que sean expertos en un tema, pero tampoco los incluye para que interfieran de manera directa en la toma de decisiones para la complejidad del proceso de enseñanza-aprendizaje. Su inclusión se anuncia en la clasificación del enfoque humanista  y cuando establece que “la educación tiene la finalidad de realizar las facultades y el potencial de las personas para que éstas, a su vez, se encuentren en condiciones de participar activa y responsablemente en las grandes tareas que nos conciernen como sociedad”. También los incluye cuando establece que: “todos los elementos del modelo educativo –currículo, directores, docentes, padres de familia, infraestructura, presupuesto, procesos, flujos de información, entre otros– deben responder al imperativo de la educación inclusiva y con equidad, como principios intrínsecos de la tarea educativa” (19).
Indudablemente, los padres de familia son, en muchos momentos, el motor que mueve a los estudiantes para que ellos avancen. Sin embargo, se vuelve imperativo que ellos lean la propuesta del modelo y que reconozcan sus límites, para no confundir su responsabilidad. Retomo este tema porque recientemente tuve la oportunidad de conocer a un grupo de padres de familia quienes, sin ser expertos en el área de inglés, cuestionaban situaciones que en lugar de ayudar al avance de sus hijos, los frenaban. Sus niños, inscritos en una escuela privada, de 12 años, aprenden inglés como lengua extranjera. Esta institución decidió impartir  3 horas de inglés a la semana, como un servicio extra, para que los niños avanzaran y desarrollaran nuevas competencias. Como parte del buen servicio, se decidió  tener a dos maestras de inglés para que atendieran a un grupo de 16 niños, con roles específicos, bajo un esquema de perfiles y descripciones de puesto definidos, encaminados a detonar su competencia comunicativa. El cuestionamiento fue la presencia de ambas docentes. Los padres de familia querían que solo se quedara una, que se cambiara de libro, que no se viera una estructura del idioma, etc. etc. Desafortunadamente este es un tema recurrente en diversas escuelas, donde los padres de familia creen que su participación significa poder sugerir a un docente lo que se debe de enseñar, controlar al director o al docente e incluso, es fácil encontrar a padres de familia amenazar con echar de la escuela a los directores o a los maestros  si estos no cumplen con sus peticiones.
Por tal razón se vuelve importante dedicarles un momento para que conozcan la propuesta del modelo educativo en su participación y dejarles muy claro el papel que a ellos les toca jugar, en este tipo de educación que no se queda únicamente en el aprendizaje, sino que busca ser centrada en la formación integral con un proyecto ético que rige su vida.  Su rol en la educación no formal debe de quedar muy claro y debe de respetarlo para que el sistema funcione mejor. Si no se sabe lo que le toca,  este tipo de situaciones  se seguirán repitiendo, entorpeciendo los resultados y evitando que respeten la propuesta inicial, en la que se establece que  el involucramiento en la escuela, de las madres y los padres de familia se encuentra en el proceso de aprendizaje de sus hijos y que deben de colaborar con la escuela para hacer realidad la impartición de una educación de calidad y la creación de ambientes seguros y afectuosos para todos los alumnos, entendiendo  que su verdadera participación está relacionada con su colaboración cercana con la escuela, con los profesores y la dirección,  compartiendo la tarea de educar a los hijos, pero no para interferir en ninguna etapa del proceso interno.
*Directora de Universidad Santander, Campus Tlaxcala. Profesora por asignatura, de la Universidad Politécnica de Tlaxcalarosalia_na@hotmail.com 
ARTICULO PUBLICADO EN LA REVISTA: EDUCACIÓN FUTURA, EL 5 DE MARZO, DEL 2017
http://www.educacionfutura.org/zapatero-a-tus-zapatos-la-participacion-del-padre-de-familia-en-la-escuela/?platform=hootsuite

viernes, 3 de marzo de 2017

QUIÉN PARTICIPA EN LA ESCUELA

QUIÉN PARTICIPA EN LA ESCUELA
Rosalía Nalleli Pérez-Estrada

rosalia_na@hotmail.com


La participación de los padres de familia en la escuela, para la formación integral de los alumnos, se incluye en el modelo educativo 2016. En este se declara que son los docentes quienes llevan a cabo el proceso de enseñanza y quienes detonar el aprendizaje, en una división de responsabilidades con los padres; mediante las atribuciones y cuentas del cumplimiento de sus obligaciones.
Su inclusión es clara cuando establece que: “todos los elementos del modelo educativo –currículo, directores, docentes, padres de familia, infraestructura, presupuesto, procesos, flujos de información, entre otros– deben responder al imperativo de la educación inclusiva y con equidad, como principios intrínsecos de la tarea educativa” (19).
 Indudablemente, los padres de familia mueven a los estudiantes para que ellos avancen; por lo tanto, se vuelve imperativo que ellos conozcan la propuesta del modelo y que reconozcan sus límites, para evitar confundir  responsabilidades. Esto se asevera por la confusión que en ocasiones se presenta ante los roles, donde algunos padres de familia quienes, sin ser expertos en un área, se atreven a cuestionar el desempeño de los docentes, su funcionamiento o  la asignación de un maestro en los grupos,  desconociendo que su participación significa apoyar para el aprendizaje y no en la cuestión administrativa ni en la contratación o el avance de la enseñanza.
Dedicarles un momento para compartirles esta información evitaría grandes corajes a los directivos o supervisores, quienes en ocasiones se ven mermados ante las exigencias de un contingente movido por las emociones, más que por el conocimiento.  Los padres de familia necesitan saber también que su inclusión es vital para la formación integral,  con un proyecto ético que rija su vida y que su rol en la educación no formal es determinante para que el sistema funcione mejor con todos los actores propuestos, pero que su papel principal es como el de los integrantes de una orquesta, donde todos tocan el instrumento que les toca, para generar la armonía del  acorde propuesto.


Para leer más:
La participación de las familias en la educación escolar (2014). Ministerio de educación, cultura y deporte. España.

Modelo educativo 2016. El planteamiento pedagógico de la Reforma Educativa. Secretaría de Educación Pública. México.
Artículo publicado en el periódico impreso, síntesis del 2 de marzo, de 2017

jueves, 16 de febrero de 2017

Honor para quien educa en un ambiente no formal

Rosalía Nalleli Pérez-Estrada
Quien se arriesga a amar se arriesga a sufrir sugiere Jorge Bucay pero la realidad es que entre más se ama más se sufre, sobre todo cuando perdemos a quien nos educó para  la vida, porque en un suspiro se marcha para siempre; dejando un enorme vacío en ese ambiente no formal, que valía un millón de veces más que cualquier maestro o que cualquier escuela.
Y es que ese ambiente  educativo primario que crea nuestra gran maestra de la vida es el primero que genera miles de conocimientos, creencias, valores, sentimientos, ideales y sueños que vamos construyendo, sumergidos en ese incipiente ambiente social que es la familia.
También,  es en el seno familiar donde se crea un primer mini sistema educativo casi imperceptible cuyo secretario de educación, jefe de sector, supervisor, Asesores Técnico Pedagógicos (ATP), director y docente son representados por una sola persona: la madre (apoyada por el padre, por los hermanos mayores y a veces sola).
Su rol es tan importante, que con ella vamos adoptando reglas, metodologías, horarios,  enfoques y nuestra cultura y costumbres. Además, su amor y acompañamiento físico y mental nos permiten la asertividad en diferentes contextos y es ella quien nos enseña a obedecer normas sociales,  y desarrollan primero nuestro bagaje de conocimientos para seguir en la vida. Su finiquito o su jubilación se dan cuando terminan una vida en paz, sin sufrimientos internos por ver hijos ambiciosos que pisen una cárcel, que roben o que despojen a los demás, recibiendo maldiciones, con tal de sobresalir.
Su enseñanza traspasa barreras, sin embargo aún falta ayudarle a concientizar su gran responsabilidad para que se tome más en serio el seguirse preparando a lo largo de su vida; por lo menos leyendo a diario el artículo de un periódico y si es posible libros enteros o asistiendo a pláticas o conferencias, para que su guía sea más efectiva. También, hace falta ayudarle a reconocer ese gran papel que juega en la generación de vidas, para dejar de creer que la responsabilidad de la educación yace en las manos de un docente.
Todavía carece de una guía efectiva para que no pierda el real objetivo de esa primera enseñanza que se elimina cuando se entretiene al niño en la informalidad, antes reducida a televisión y radio, ahora ampliada con computadoras, tablets y teléfonos inteligentes, para que con objetivos firmes se ayude a los hijos a ser unos triunfadores en la vida, entendiendo al triunfo como sinónimo de educación que conduce a la riqueza en buenos valores y que trae como consecuencia una convivencia pacífica.
Relacionado con esto, Reyes Ruiz dice que la educación no formal es importante porque integra lo que la escuela tarda o nunca llega a incorporar en sus programas y lo que los medios de comunicación ocultan o distorsionan. Si retomamos esta idea,  tendríamos que hacer un alto total y cuestionarnos quiénes están educando a nuestros hijos y preguntarnos si aún estamos a tiempo de retomar el camino y arrebatarlos de los distractores.
A mí, por ejemplo, me tocó una docente no formal de la vida, que aún a sus escasos 74 años, pudo platicarme su último libro leído y contarme las ilusiones que este le despertó. Esta, mi amada maestra de la vida, tuvo que alejarse recientemente de mí y me vi obligada a despedirla en una cama fría de hospital, que la cobijó para ese paso hacia la vida eterna.
Mis besos,  mis abrazos y mis palabras de agradecimiento no fueron suficientes para retenerla  y su cuerpo inerte me dijo que todo lo que podía enseñarme ya lo había enseñado y teníamos que separarnos para la perpetuidad. H
oy, estas líneas surgen del gran amor perdido para retomar el tema y exaltar su importancia para que se intente rescatar a nuestras madres vivas de las garras del neoliberalismo que aprietan su condición humana y las conduzca a retomar su primera obligación como seres humanos, de dar amor y educación y que sus hijos reconozcan al otro como  igual, generando aceptación y colaboración en todo momento, para no perder la visión del extracto terrenal y no deshonrar a  una madre con comportamientos perversos pero sobre todo, para ser capaz de discernir entre lo bueno y lo malo  y dar únicamente lo que es bueno: ser aceptado y aceptar a los demás…
Pobre Trump ¡Qué tipo de educación no formal habrá recibido!
Referencias:
Bucay, J. y Salinas, S.(2000). Amarse con los ojos abiertos. Eleven
Reyes, R. J. (2000) LA escuela sola no hará el milagro. El papel de la educación no formal. Univ. Autónoma de Aguascalientes.
*Directora de Universidad Santander, Campus Tlaxcala. Profesora por asignatura, de la Universidad Politécnica de Tlaxcala. rosalia_na@hotmail.com
Articulo publicado en la revista: Educación Futura, el 13 de febrero, del 2017.
link:  http://www.educacionfutura.org/honor-para-quien-educa-en-un-ambiente-no-formal/